La reciente conferencia Google I/O para desarrolladores será recordada por muchas cosas, pero puestos a identificar la más llamativa, pueda ser el anuncio anticipado de Android M, nueva versión de sus sistema operativo para móviles. ¿Por qué M? Porque es la letra que sigue a la L de Lollipop (piruleta), pero de momento no se ha revelado a qué golosina corresponde la inicial. Metáforas a un lado, la principal característica de Android M es que viene a solucionar errores, tanto de estabilidad como de diseño, que han acompañado la corta vida de L. No es una maledicencia del cronista sino la confesión de Sundar Pichai, quien paso a paso se ha hecho con el control operativo de más áreas de Google.
Dijo Pichai ante los miles de desarrolladores que acudieron a San Francisco para la ocasión: «hemos vuelto a lo básicas, hemos puesto el acento en pulir y mejorar la calidad de Android, hemos solucionado miles de fallos [¡!] y, lo que me parece más importante, hemos tenido que pensar nuevamente hasta el último detalle para hacer un sistema operativo mejor». Este reconocimiento de errores honra a Pichai, pero invita a reflexionar sobre el alcance de los problemas que apunta.
Como, para bien o para mal, este no es un blog para geeks, lo mejor será empezar la crónica por el contexto. Pocos de los asistentes lo captaron al instante, pero Pichai presumió de que Android ´supera` los 1.000 millones de usuarios [se supone que contabilizando activaciones, pero no lo dijo expresameente]. Tiene motivos para presumir: según IDC representa el 78% de cuota del mercado mundial, dejando lejos a iOS (18,3%). Aunque, ay, en los últimos doce meses Android ha perdido 3,2 puntos porcentuales mientras iOS ganaba 3,1 puntos.
Puede parecer una minucia, pero la verdad es que en la conferencia del año pasado, que coincidió con la preview de Android L, el mismísimo Pichai se jactaba de haber ´alcanzado` los 1.000 millones de usuarios. No es nada caprichoso interpretar que el crecimiento se ha frenado en ese tiempo, y que una de las razones ha sido que la piruleta no ha tenido el éxito que se esperaba. Lollipop fue anunciado como el primer sistema operativo de Google de 64 bits, que combinado con la ola de procesadores de 64 bits para smartphones, con Samsung por delante, debía plantear una dura competencia al iPhone. En la práctica, ha ocurrido que incluso fabricantes que han lanzado modelos con chips de 64 bits han preferido implementar en ellos la versión Android de 32 bits. Algo no cuadra en el ´ecosistema`. Aparentemente.
Uno de los problemas históricos de Android es la incompatibilidad entre la última versión y las anteriores, lo que se traduce en la baja adopción de L. Implica que los móviles Android se vuelven ´obsoletos` rápidamente, y son más propensos a ser desechados y no vendidos o cedidos a otra persona. Muchos de los dispositivos que vende el ´ecosistema`son reemplazos de otros antiguos, por lo que la demografía de los usuarios apenas cambia
En la parte más enfática de su discurso, Pichai afirmó que Google va a por «los próximos 1.000 millones de usuarios» en mercados subdesarrollados, citando como ejemplo India, como modo de acelerar su crecimiento. Si se lee entre líneas, incluso con buena voluntad, la conclusión es que Android está perdiendo cuota en los mercados desarrollados, entre los que está China, el más cortejado por Apple. Habrá que ver cómo encaja esto en el modelo de negocio de Google, que no consiste en recibir pagos por licencia de su sistema operativo sino en la publicidad que generan los dispositivos de las marcas autorizadas (casi todas las imaginables).
Mientras Apple – y a su escala Microsoft – tienen el control directo sobre las actualizaciones de software de sus dispositivos, Google depende de lo que convenga a los fabricantes, sus OEM. Y si lo que a estos les conviene es ralentizar las actualizaciones, pues lo hacen aunque así perjudican los intereses de Google. La incógnita es si esta conseguirá tomar el control de esa función. Para algún analista, en resolverlo está la clave para saber si la desaceleración del crecimiento es temporal o estructural.
Muchas de las novedades que contendrá Android M eran esperadas en los foros de desarrolladores y usuarios adictos. Por ejemplo, promete una mejor eficiencia energética para mayor duración de la batería, cambia la manera de administrar los permisos de una aplicación instalada para usar los recursos del hardware o la asociación entre aplicaciones (de modo que el usuario no tenga que validarlas cada vez). Además, permitirá hacer copias de seguridad de los datos del usuario en Google Drive, de manera que se pueda restaurar fácilmente un dispositivo en caso de reemplazo, por ejemplo.
Otra novedad interesante es Dozing, que utiliza la «inteligencia» de los móviles «inteligentes» para ahorrar energía y que la batería dure más. ¿Cuánto más? En sus pruebas, dice Google que se puede doblar el tiempo de uso con una sola carga. Para lograrlo, Android M puede hacer una lectura de los datos del sensor, por ejemplo para determinar si está sobre una mesa, teóricamente activo pero en estado de no-uso; entonces, entra en modo de bajo consumo y reduce la actividad de fondo: pueden entrar las notificaciones y llamadas entrantes, pero el resto se reduce a cero hasta que el sensor mande otra cosa.
La nueva versión dará al asistente personal Google Now más capacidad de intuir lo que pueda ser de interés para cada usuario, rasgo que algunos van a recibir como una comodidad y otros como un fastidio. Todas estas innovaciones no van a estar disponibles hasta por lo menos finales del verano (en el hemisferio norte), precisamente para cuando se espera que Apple lance la próxima versión de iOS.
Hablando de Apple, uno de los grandes atractivos a priori de Android M es que incluirá una (otra) alternativa al sistema de pagos móviles que la marca de la manzana va extendiendo poco a poco por el mundo. Android Pay sustituye a Google Wallet y es el nuevo intento de Google de contar con un sistema propio para comprar con sus móviles a través de sus aplicaciones. Google Wallet no desaparece: seguirá funcionando para el envío de dinero entre individuos, pero para las compras sólo valdrá Android Pay.
Por cierto, cabe señalar que estos ingresos se agrupan en el agregado Otros en las cuentas de Google, y crecieron nada menos que un 23% en el primer trimestre. Si en el futuro este capítulo flaqueara estadísticamente, no faltarán analistas para verlo como una señal de que el crecimiento de Android no reacciona.
[informe de Arantxa Herranz]